martes, 23 de octubre de 2012

La llegada de Felipe II a Barcelona

Felipe II pintado por Sofonisba Anguissola en 1565
A mediados del siglo XVI, estando el emperador Carlos V muy enfermo, su hijo Felipe se convirtió en rey gracias a la abdicación que la debilitada salud de su padre, quien debió abdicar como consecuencia de no poder enfrentarse a la difícil tarea de reinar un enorme imperio.
Al recibir el trono, Felipe II recibió de su padre una serie de consejos entre los que se encontraban una serie de instrucciones en las que le aconsejaba prudencia con el principado de Cataluña. Según decía, era "más fácil errar en esta gobernación que en la de Castilla".

La llegada de Felipe II a Barcelona se celebró con una gran fiesta en la que no faltaron els gegants (los gigantes) cuya  presencia era habitual desde el siglo XIV en festejos similares. Su origen se debe al Consell de Cent, una institución de gobierno de la ciudad de Barcelona fundada en el siglo XIII, quienes eran los propietarios inicialmente de estas enormes figuras. En cada celebración popular de la ciudad desfilaban los gigantes bailando al ritmo de la música. Por otra parte, los gigantes del Consell de Cent eran los responsables de leer el pregón del Corpus la víspera de la festividad. De entre todas las figuras las había masculinas y femeninas y la primera de las gigantas que desfilaba en la procesión del Corpus se la conocía como la pubilla de la ciudad, quien acostumbraba a lucir los mejores peinados y vestidos siguiendo la moda del momento.


Cristo de Lepanto de la Catedral de Barcelona

En un principio, Felipe II siguió los consejos de su padre, pero no tardó en olvidarlos como consecuencia de que su política tenía claros tintes centralizadores. Por otra parte, Europa entera estaba envuelta en las guerras de religión que enfrentaron a todo el continente a católicos y protestantes tras las reformas iniciadas por Martín Lutero. Felipe II no quería que la población de la Península Ibérica no se contaminara de la corriente reformista protestante y se mostró siempre obsesionado por mantener la unidad de la fe católica. Por ello, prohibió a los catalanes que estudiaran en el extranjero para evitar ese contacto. El problema fue que también impidió que éstos se alimentaran de las nuevas corrientes científicas que evolucionaban a toda prisa en el viejo continente, limitando el intercambio de conocimiento que tan importante hubiera sido para los distintos territorios españoles.


Els gegants


A pesar de la prohibición, el principado apoyó al rey en la constitución de la Liga Santa para luchar contra el imperio Otomano, cuya flota obtuvo un rotundo triunfo en la batalla de Lepanto en 1571. La galera real se construyó en Barcelona. En ésta navegaron Juan de Austria, hermano del rey, y Lluís de Requesens, un almirante barcelonés. Hoy en día, es posible visitar el cristo de Lepanto, un cristo que iba en la galera real, en la Catedral de Barcelona.


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